¿Dónde? ¿Me extravié en la fiebre?¿Detrás de las sonrisas?¿Entre los alfileres? ¿En la duda? ¿En el rezo? ¿En medio de la herrumbre? ¿Asomado a la angustia, al engaño, a lo verde?...
No estaba junto al llanto, junto a lo despiadado, por encima del asco, adherido a la ausencia, mezclado a la ceniza, al horror, al delirio.
No estaba con mi sombra, no estaba con mis gestos, más allá de las normas, más allá del misterio, en el fondo del sueño, del eco, del olvido.
No estaba. ¡Estoy seguro! No estaba, me he perdido. OLIVERIO GIRONDO (persuación de los días- 1942)
XV En el rincón aquel, donde dormimos juntos tantas noches, ahora me he sentado a caminar. La cuja de los novios difuntos fue sacada, o tal vez habrá pasado./ Has venido temprano a otros asuntos y ya no estás. Es el rincon donde a tu lado, leí una noche, entre tus tiernos puntos, un cuento de Daudet. Es el rincón amado. No lo equivoques./ Me he puesto a recordar los días de verano idos, tu entrar y salir, poca y harta y pálida por los cuartos./ En esta noche pluviosa, ya lejos de ambos dos, salto de pronto... Son dos puertas que al viento van y vienen sombra a sombra. CÉSAR VALLEJO (Trilce- 1922)